Familiares y amigos son pilares fundamentales en la superación de la pérdida de un ser querido. Pero en algunas situaciones es necesario recurrir a grupos de apoyo o incluso buscar ayuda profesional para afrontar el proceso de duelo.
El dolor y la aflicción que genera la pérdida de las personas amadas suele seguir un mismo patrón de desarrollo. Pero los tiempos de asimilación y superación no son iguales para todos, ni requieren de las mismas atenciones. Por este motivo, la asistencia psicológica profesional puede ser de gran ayuda.
El papel del seguro de decesos en la superación del duelo
En las situaciones más complicadas de la vida, como el fallecimiento de un familiar, las personas necesitan tiempo para retomar su vida normal y recuperar el equilibrio. Un seguro de decesos se presenta como una gran ayuda en esos momentos difíciles.
Por un lado, porque simplifica los trámites y las necesidades inmediatas que surgen en estas circunstancias, como traslados, asistencia jurídica y gastos derivados de un fallecimiento (p. ej., los servicios fúnebres).
Por otro lado, porque los seguros de decesos también incluyen otras coberturas como la asistencia domiciliaria a los familiares o la atención psicológica. Esta última resulta especialmente relevante durante los 15 días posteriores al fallecimiento, sobre todo en los casos más traumáticos, como las enfermedades largas o los accidentes.
Consejos para superar la pérdida de un familiar
No existe un manual para sobrellevar el duelo, porque este proceso es diferente en cada individuo. No obstante, sí que existen ciertas pautas que, de forma general, ayudan a superar la pérdida de un modo saludable, equilibrado y progresivo.
- Compartir sentimientos y expresar emociones. Se recomienda mostrar los sentimientos con naturalidad, tanto si esto implica llorar como reír. Escribir un diario también puede ser una forma eficiente de canalizar las emociones.
- Tener paciencia y no compararse con los demás. El duelo es un proceso que lleva su tiempo, pero el ritmo de superación no es el mismo en todas las personas.
- Mantener la mente distraída en tareas que requieran de gran atención. La lectura, las manualidades o la práctica de deporte son actividades que ayudan a relajarse y a centrarse en el momento presente.
- Mantener las mismas rutinas en la medida de lo posible, retomando la normalidad paulatinamente y dejando los cambios importantes para más adelante (p. ej., un cambio de domicilio o de trabajo).